Thursday, 16 August 2012

“Empecemos por el principio, pensemos en los principios”

Cuando vemos "Automovilismo para todos" o "Fútbol para todos", no falta quién haga el sutíl comentario de: -Esto es Pan y Circo-.

Cuando hablan de los presupuestos para Planes sociales, cuando discuten sobre asignaciones y subcidios, no falta quién repita: -Esto es Pan y Circo-.

Cuando, cada año inauguran una nueva temporada de Gran Hermano, de Tinelli, de todos los programas de "chusmerios" y "farandula", a más de uno se nos viene a la cabeza, hay que admitirlo, -Esto es Pan y Circo-. Alguna vez la frase cliché suena con más énfasis de lo que debería, y entonces alguien la responde: - Es para que no pensémos en la traba de importaciones, la inflación, los dólares… (y la lista sigue por un buen rato) Dos mil años, y no hemos cambiado nada… -.

Aunque parezca que no hemos cambiado nada, la verdad es que si. La sociedad sí cambió, la humanidad sí evolucionó en estos dos mil años. El Panem et circenses romano consisitía en regalar (o vender extremadamente barato) trigo y pan, y entradas al circum con el fin de mantener a la gente “conforme”. Entonces, el lector se preguntará: ¿en qué cambiamos?. Bien, con cambio no digo que el “triticum omnibus” se cambió por “Milanesas para todos”, ni que la lucha de gladiadores ahora son bailes cuasi pornográficos y diálogos sin contenido, con la estupidez como fundamento para la popularidad. La evolución cavó más profundo, los problemas que son ignorados son los realmente importantes.

¿Y qué digo de nuevo? Bueno, seguramente hay quién todavía se desconcentra hasta con lo más vulgar. Pero, quiero creer que son pocos los que no se dan cuenta que hay menos productos en los supermercados, que se cierran fábricas por falta de repuestos, y que estamos en un corralito fiduciario, entre tantas otras. Pero, no nos distraigamos con esto, que también es circo. Ah! –dirá el lector- ¿Entonces hablamos de corrupción, enriquecimiento ilícito, la soberanía de Malvinas, la Famatina? No señores! ¿De los peronistas o los radicales? Tampoco, lo que nos hace falta en la Argentina, así como en los países hermanos de Latinoamérica, es sentarnos a replantear las bases. Mientras que en las potencias mundiales se definen como capitalistas, socialistas o hasta comunistas, nosotros nos definimos como “K” o “Clarinistas”.

¿Exagerado? No lo creo. Los grandes pueblos, las grandes personas, no hablan de Polino o de Florencia de la V, ni siquiera del precio de la papa, pero si de ideas e ideologias. En un país de verdad no hay Macri, Kirchner ni Chávez, hay Filosofía política, social y económica. Más de uno cree que -con ideologías no se para la inflación, ni me van a dejar de robar-. Estan equivocados quienes lo digan. Recuerdo la parabola de la casa en la arena y la casa en la piedra. Por bien que se construya la casa, cuando suba la marea, se necesita algo mas firme que la arena.

Ya que estamos con el latin a full, usemos la frase: ¿Quo vadis? (¿A dónde vamos?), para ponerle nombre a la carencia que tenemos. Decidamos bien a dónde, concensuemos nuestro objetivo final, nuestra meta como Patria, como Nación, y porqué no, como Continente. Una vez que tengamos un fin claro, dediquemonos a encontrar los medios para llegar. La frase de Maquiavelo no decía que los medios justifícan el fin, porque primero se decide el destino, y luego el camino. Releamos ese librito de primaria que en el preámbulo habla de “[...] la unión nacional, [...] la justicia, [...] la paz interior, [...] la defensa común, [...] el bienestar general, y [...] la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo [...]”. Por si algún lector no lo recuerda, ese libro, es la carta magna de la República, la Constitución Argentina.

Desde los realities del morbo, hasta la pobreza funcional, pasando por los robos y las malvinas, son problemas concecuencia de un problema base, los principios. Si discutimos sobre sobre la ley de retenciones al trigo, con tiempo y esperanza, talvez hasta lleguemos a una solución. Pero hebremos resuelto sólo esa parte minúscula. En cambio si discutimos un plan general impositivo, donde queden claras las normas con las que se aplican las alicuotas, habremos resuelto un punto mucho mas amplio y abarcativo, pero seguiriamos teniendo filtraciónes por otros lados. Ahora, si lo que definimos es nuestro objetivo como pueblo, de manera clara y objetiva, marcando principios, valores y virtudes. Veremos cómo automáticamente la solución a los problemas, y los métodos a seguir aparecen claros y nitidos frente a nuestros ojos.

En “Bases y puntos de partida para la organización política de la República de Argentina”,  J. B. Alberdi senta las bases, valga la redundancia, para la Constitución Argentina. no habla del sueldo mínimo de los docentes, habla de la importancia de la educación, (diferenciandola incluso de la instrucción), y es a partir de ese punto, donde uno comprende el peso de la educación, desde el cual un empieza a entender como debemos organizar nuestra educación, y nuestra instrucción, y los sueldos y aguinaldos dejan de ser problemas.

Si sabemos qué queremos, sabremos como conseguirlo.

Empecemos por el principio, pensémos en los principios.

1 comment:

  1. Lo escribiste vos? me encanta, sino, me encanta igual.
    Patariki.

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